De torneo de verano a título más que trascendente, especialmente para
el Madrid. Así de radical es el cambio de perspectiva en el entorno
merengue. Un pésimo arranque liguero convierte el choque del Bernabéu en
una cita clave para apaciguar los ánimos en el equipo de Mourinho.
Enfrente, el de siempre, el eterno rival, el Barcelona de Tito Vilanova.
Con un Messi enchufado y el hambre de siempre por liarla en Chamartín.
El Clásico en estado puro.
En una semana movida, con el 'recado' de Mou a sus hombres tras la
derrota en Getafe o la llegada de Modric a la capital, el Madrid afronta
el intento de remontada con la necesidad de brindar la primera alegría a
su afición y acabar con una dinámica negativa de unas proporciones
inesperadas para cualquiera. Y nada mejor que ganar un título al
Barça para recuperar moral y olvidar el inicio titubeante.
Mou podrá contar para la cita con
Pepe. Todo un
alivio para el técnico portugués, visto el rendimiento de Albiol en el
centro de la zaga durante su ausencia. Regresará al once también, salvo
sorpresa,
Sami Khedira como compañía de Xabi Alonso y
Karim Benzema en punta de ataque. Modric, con el
tránsfer en la mano, deberá esperar su debut, bien desde la grada, bien desde el banquillo.
Algo similar ocurrirá con el último fichaje azulgrana, el camerunés
Alexandre Song. Si bien sus opciones de disputar algunos minutos en el
Clásico son mayores. Tito Vilanova, tras dar descanso a varios jugadores
en Pamplona, podría repetir el once del Camp Nou, por lo que
Mascherano regresaría al centro de la zaga,
Xavi en el eje de operaciones y
Pedro acompañaría a Messi y Alexis en punta.
La 'pulga', que no suele perder en el Bernabéu, quiere seguir con la
estupenda racha que le ha llevado a anotar cinco goles en los tres
primeros partidos oficiales. En el lado opuesto se encuentra Cristiano,
lejos de su mejor forma y sin haberse estrenado en
Liga. El Madrid necesita a su estrella para
levantar el primer título de la temporada. Un trofeo con mayor impacto
del esperado hace tan solo unas semanas. El
Barça también es consciente de ello. El primer enfrentamiento decisivo está en marcha y las emociones serán fuertes, muy fuertes.